Operación Poseidón C-3
El 5 de marzo de 2007 se cumplieron 28 años
del avistamiento OVNI más espectacular y multitudinario
de la ufología española, y tras casi tres décadas la
discusión acerca de su naturaleza sigue latente. Un
equipo de investigadores ha revisado para ENIGMAS el
célebre incidente aportando en el presente informe
nuevos y reveladores datos.
Eran las 19.00 horas
de aquella inolvidable tarde casi primaveral del 5 de
marzo de 1979. Miles de personas, hasta entonces ajenas
al misterio y situadas en prácticamente todas las islas
del archipiélago canario, comenzaron a observar en el
horizonte unas extrañas nubes de colores en formación
anillar. Minutos después, cuando ya había oscurecido,
los asombrados testigos distinguieron cómo el fenómeno
variaba transformándose en una especie de líneas
zigzagueantes de colores amarillos y naranjas. Sobre las
20.08 horas ?sesenta y ocho minutos después?, un objeto
volante no identificado entraba en escena elevándose
vertiginosamente hacia el firmamento y dejando a la
vista una brillante y luminosa campana de luz, de un
aspecto blanquecino y metálico. Tras de sí quedó una
estela de color rojo, originando una especie de pequeñas
explosiones que ocasionaron una enorme luminosidad. En
esos momentos el misterioso objeto varió su trayectoria,
adquiriendo una velocidad inusual. El fenómeno llegó a
ser observado desde África o las costas de Cádiz?
Testigos desde el aire Desde los cielos más de una
docena de personas, pilotos y tripulantes, pudieron
seguir las evoluciones del extraño objeto. Fueron un
total de 10 aviones, mientras que desde el mar más de
una docena de embarcaciones atestiguaron la
espectacularidad de los hechos. La mayoría de los
observadores desde tierra, mar y aire coincidieron en
destacar que "el espectáculo de colores era algo
fantástico", generando una expectación mediática pocas
veces vista en Canarias. "El Club La Prensa" del
periódico El Día fue el marco escogido de históricos
debates abarrotados de público en los que se discutieron
las hipótesis más diversas: experimentos climáticos,
bombas atómicas, naves interestelares, misiles? Días
después, y ante el asombro de muchos isleños, dio
comienzo una investigación oficial que tuvo como
objetivo estudiar y articular una respuesta acerca de la
naturaleza de lo avistado, investigación que concluiría
con un voluminoso expediente de más de 200 páginas
repleto de material gráfico de primera calidad y
testigos de élite. La conclusión, desconociéndose el
origen real del fenómeno, sorprende por la claridad de
los términos que utiliza: "?lo observado el día 5 de
marzo (?) fue un Fenómeno Aéreo No Identificado (FANI),
seguido de un Objeto Volante No Identificado (OVNI), y
por lo tanto de origen desconocido". Sin embargo, y
ya desde un primer momento, se indicó ?sin pruebas
razonables, dicho sea de paso? que lo observado pudo
haber estado producido por un misil intercontinental
Polaris, aún a pesar de no existir ?ni ofrecerse?
pruebas oficiales que lo avalasen, presuntamente lanzado
a cientos de millas al suroeste del archipiélago. No
obstante, una primera revisión de la hipótesis balística
inicial deja claro que un artefacto de estas
características posee un alcance máximo de unos 2.200 km
?UGM-27A?, e incluso teniendo en cuenta el último
proyectil de esta clase llevado a cabo por la marina
norteamericana ?UGM-27C?, el cual alcanzaba como rango
máximo unos 4.600 km, se hace preciso añadir que
partiendo de la distancia exacta desde donde se
efectuaron los supuestos lanzamientos, éstos no habrían
podido llegar al lugar indicado, precipitándose sobre
Francia u Holanda, o entre la frontera de Polonia y
Bielorrusia respectivamente. Años después, exactamente
el 14 de junio de 1987, aparecía en el periódico El País
un reportaje en el que se indicaba que una serie
determinada de avistamientos OVNI ocurridos en Canarias
a lo largo de la década de los setenta, habían estado
producidos por misiles intercontinentales soviéticos
lanzados con rumbo a Siberia, disparados por un
submarino de esta misma nación a aproximadamente 200
millas al suroeste de las islas. Con esta nueva
explicación ocurre lo mismo que con la anterior, pues
los proyectiles disparados jamás habrían llegado al
lugar indicado. En este punto, y sin contar, claro está,
el vaivén existencial en la variabilidad de versiones
que no poseían ni poseen ningún tipo de fundamento
lógico, es preciso reseñar que se jugó con el
desconocimiento por parte de la opinión pública en
referencia a las características propias de este tipo de
proyectil, para concluir momentáneamente una serie de
incidentes cuyas características observadas en nada
tenían que ver con aquello que se indicó. Una década más
tarde, exactamente en el mes de marzo de 1999, aparecían
en la prensa canaria una serie de titulares que
concluían, definitivamente, que lo avistado durante
dichas jornadas eran "misiles Poseidón C-3 lanzados por
submarinos norteamericanos a miles de kilómetros de
distancia de las Islas Canarias", aún a pesar de que la
gran cantidad de testigos entrevistados, tanto en su
momento como en la actualidad, indican a las claras que
los presuntos artefactos militares se encontraban justo
encima de las islas. El debate genérico sobre la
credibilidad de los testigos a partir de la psicología
de la percepción ?en donde la persona está bajo la
influencia de lo que siente? arroja opiniones
contradictorias, pero el análisis objetivo de los datos
realizado por nuestro equipo disipa muchas dudas,
teniéndose en cuenta que en este incidente son miles los
testigos, situados en diferentes puntos de Canarias, que
coinciden en indicar esa serie de cuestiones anómalas
que descartarían prácticamente por completo la versión
balística. En este punto, simplemente por ello, esta
teoría utilizada de forma aparentemente justificada
?aunque como observamos, equivocada? quedaría más que
eliminada. ¡El fenómeno tuvo una envergadura
sorprendente! Muchas personas describieron no sólo las
extrañas características del enigmático fenómeno ?los
momentos inequívocos en los que alguno de los objetos
llegaron incluso a efectuar cambios de trayectoria,
estacionarios y deceleraciones, unas maniobras
imposibles de efectuar por un misil de las
características que se pretende?; también la gran
mayoría coincidió en destacar la sorprendente
envergadura del citado evento. Nuestro reciente estudio
llevado a cabo en uno de los lugares exactos desde donde
se obtuvieron varias de las famosas fotografías nos ha
permitido comprobar in situ que muchos de los datos
recopilados por el Ejército del Aire en el informe
desclasificado eran ciertos, evidenciándose ante todo
que el fenómeno era incluso mayor de lo que se ha venido
describiendo hasta el momento.
El primer dato
revelador es que la primera fase del suceso se produjo
aproximadamente a unos 10 km de altura sobre la
superficie del mar, a una distancia de las islas
estimada de 200 km al oeste de éstas. De esta manera,
cuando los anillos o la galaxia ya estaban
desapareciendo surgió en el horizonte un disco luminoso,
volando en trayectoria horizontal hacia el archipiélago,
ascendiendo a una velocidad sorprendente al llegar a la
altura de los citados anillos con una inclinación
inicial sur-este, hasta perderse en el cenit. En ese
momento la gigantesca campana de luz quedó estacionada
durante un tiempo indeterminado, alcanzando una altura
aproximada de 70 km y ofreciendo el segundo dato
revelador: en su mayor magnitud la citada campana
alcanzó 70 km de sección, con un área que ofrecía la
sorprendente cifra de 3.500 km2 y con un diámetro de la
línea amarilla interior observada en las instantáneas de
65 km. En otras palabras, la campana luminosa casi
duplicaría la superficie de la isla de Tenerife. No
obstante, si eso sorprende lo hace mucho más el hecho de
que el mayor diámetro alcanzado por la galaxia fue de
unos 100 km de envergadura, teniendo en cuenta informes
oficiales. Sin embargo, obtuvimos datos mayores, pues
llegamos a constatar que ésta alcanzó aproximadamente
283 km.
Si proyectamos nuestros datos sobre
cartas náuticas, planos militares del archipiélago
canario y tenemos en cuenta que el fenómeno se estima a
unos 223 km de Izaña, Tenerife, obtenemos nuestro tercer
apunte de interés, al comprobar que los extremos del
mismo casi rozarían El Hierro y La Palma. Asimismo, y
observando la fotografía reciente tomada como
comparativa sobre la que han sido dibujados digitalmente
los fenómenos, podemos comprobar las inmensas
dimensiones de la copa, viendo que el Teide ante esta
enorme luminaria es poco menos que una
pequeñez.
Llegados a este punto la primera gran
conclusión no por obvia debe ser infravalorada: un misil
de las características que se pretende no puede alcanzar
semejante magnitud, ni siquiera en el momento de su
mayor apogeo, pues tan sólo la luminosidad alcanzaría
unos pocos cientos de metros. Datos que no convencen
Hace unos años el joven tinerfeño aficionado a la
ufología Alfonso Ferrer, afirmó haber localizado vía
Internet a algunos de los tripulantes de dos de los
submarinos que en la década de los setenta habrían
realizado los lanzamientos de misiles. En sus singulares
declaraciones, por momentos confusas y sin proporcionar
pruebas fehacientes que permitieran corroborar sus
afirmaciones, los informadores aseguraron que en
aquellos instantes se encontraban realizando maniobras
cerca de las islas Canarias, responsabilizando a éstas
de los espectaculares fenómenos.
Admitiendo la
autenticidad de la fuente localizada y personificada en
la figura de un presunto tripulante de uno de los
sumergibles, concretamente el USS Kamehameha SSBN 642,
se podrían plantear una serie de dudas razonables e
inevitables concernientes a la información suministrada.
En primer lugar habría que determinar la veracidad del
testimonio del militar y si éste se corresponde
realmente a los hechos acaecidos durante aquellas
desconcertantes y misteriosas jornadas.
Nuestras
recientes indagaciones han confirmado una vieja sospecha
que nos inquietaba, apuntando algunos datos a que
ciertamente por esa época varios submarinos zarparon de
Rota, pero con un punto de reunión muy distinto? y
distante: las aguas de la por entonces República Federal
de Alemania, desde donde se integrarían en el operativo
de las maniobras militares conjuntas de dicha nación y
otros miembros de la OTAN. Está claro que para navegar
de Cádiz a Alemania no es preciso pasar por el oeste de
Canarias, por lo que lo argumentado por Ferrer podría
quedar en poco más que una anécdota cuyo interés
residiría en discernir si fue fruto de una confusión por
parte de su informante, o víctima de una maniobra
intoxicadora. Y es que llegados a este punto el lector
lícitamente debería cuestionarse si es factible creer
que un tripulante, después de tener a sus espaldas
cientos de pruebas, y transcurridos casi treinta años,
vaya a recordar el número de misiles lanzados en un día
de rutina tan normal para él como cualquier otro.
¿Cuántos disparos podría presenciar desde dentro de una
mole de acero en al menos diez años de servicios? ¿Por
qué iba a recordar algo que no pudo ver por estar dentro
de la nave y cuya repercusión admitió desconocer? ¿Qué
hizo especial ese día ?y esos supuestos
lanzamientos?? En cualquier caso, y tal y como se
desprende de nuestras simulaciones realizadas a partir
de muchos de los datos obtenidos tanto en 1979 como a
día de hoy, las versiones balísticas propuestas
despojadas de sus engañosos gráficos e hipótesis un
tanto sospechosas apenas soportan un sencillo análisis.
Más bien al contrario, pues precisamente estudios
recientes vienen a demostrar algo muy distinto a lo que
desde determinados sectores se ha afirmado durante años
sin pruebas contundentes, y lo que es peor, despreciando
un elemento importante dentro de todos los incidentes
OVNI: en este caso el testimonio ofrecido por miles de
canarios que ponen en tela de juicio la veracidad ?y las
intenciones? de los que abogan por la tesis del Poseidón
C-3. Y es que mientras la luz siga avanzando en línea
recta, como ha hecho siempre, y las montañas no caminen,
las marcaciones geográficas obtenidas del fenómeno a
través de una fotografía en un paraje concreto de Gran
Canaria, demuestran de manera indudable que lo observado
el 5 de marzo de 1979 fue sin duda enormemente mayor de
lo que ningún testigo pudo jamás imaginar. Las pruebas
están ahí, y defender que se trató de gases expandidos
procedentes de un misil no sería más que otro disparate
apresurado.
Quien decida persistir en tal
hipótesis deberá demostrar que en aquella época existía
un dispositivo balístico muy diferente a los conocidos
"públicamente" hasta la fecha, que en absoluto podía ser
el referido y mil veces citado Poseidón C-3, incapaz de
generar tales efectos, tal y como puede observarse
simplemente al comparar las fotografías obtenidas aquel
día con instantáneas reales de este tipo de proyectil.
Por lo demás, cada cual creerá en aquello que más le
interese? no olvidando, claro está, que "el pueblo tiene
derecho a una información veraz".
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La vanidad de la mente vacía es una
abominación; y la mucha conservación es la tontería de
la locura; sin embargo, una parte de la sabiduría es
soportar con paciencia esas impertinencias y tener
piedad de esos absurdos.
"Es útil, para seguir trabajando cada
uno en su propio campo, saber en qué mundo vivimos,
sacar las conclusiones, volvernos tan astutos como la
serpiente y no tan ingenuos como la paloma, pero por lo
menos tan generosos como el pelícano e inventar nuevas
formas de dar algo de vosotros a quienes os
ignoran".
Umberto Eco